Un edificio de 18 plantas y 85,4 metros situado en la ciudad noruega de Brumunddal, acaba de convertirse en el más alto del mundo con estructura de madera. No es el único proyecto emblemático realizado con este material: Brock Commons, en Vancouver (Canadá) o el bloque residencial de 14 plantas en Bergen (también en Noruega), atrajeron también el foco mediático en su momento.
Otros muchos más proyectos de edificios de media y gran altura, con la madera como material, se están haciendo un hueco entre el asfalto de grandes ciudades. Y todo apunta a que lo seguirán haciendo. La madera ofrece una solución sostenible a los retos urbanos globales. Unas ciudades donde hoy se concentra la mitad de la población del mundo, pero que han de prepararse para acoger hasta el 70% (6.800 millones de habitantes) en 2050.
La presión demográfica sobre las urbes requerirá la construcción de nuevos edificios, un sector que es responsable del 40% de las emisiones de CO2, del 30% del consumo de energía y del 20% del de agua. En este contexto, ¿se puede seguir edificando como hasta ahora? ¿Deben ser el cemento, cuya producción supone el 6% de las emisiones de CO2 en el mundo, o el acero, responsable del 8% (la mitad destinado a la construcción) los pilares sobre los que descanse la transformación de las ciudades?
Si nos atenemos a las políticas internacionales relacionadas con la lucha contra el cambio climático, la respuesta es no. El presente modelo ha de dar paso a otro que reduzca el uso de recursos fósiles y la contaminación en las ciudades. Es ahí donde la madera, con la que se ha construido desde los orígenes de la Humanidad, recobra protagonismo como material arquitectónico natural, renovable y reutilizable. Un material menos demandante de energía en el proceso de transformación y que además favorece la preservación de las superficies forestales, principales sumideros de dióxido de carbono.
En esta línea trabaja la UE con la puesta en marcha del proyecto KnoWood. Una iniciativa en la que participa House Habitat, dirigida a fomentar el diseño y la construcción de edificios sostenibles en madera de media y gran altura.
Un proyecto en el que participan 11 entidades -entre universidades, centros tecnológicos y empresas- de Dinamarca, Lituania, Reino Unido, Canadá y España. Entre ellas House Habitat, especialista en construcción en madera. Como principales objetivos se encuentran promover los edificios de madera y con ellos el crecimiento forestal sostenible, impulsar el empleo en la industria de la construcción de madera, contribuir a la reducción de los gases de efecto invernadero y crear nuevos conocimientos y programas formativos innovadores en el ámbito académico.
En definitiva, el recién estrenado rascacielos de Brumunddal es el símbolo de un nuevo periodo en el que el ruido y polvo de las obras en las ciudades cederá el paso al olor a madera. El medio ambiente lo agradecerá.