Los beneficios generales para la salud de la construcción en madera son bastante conocidos. Se trata de un material de natural, de nula radiactividad ambiental, que por su composición porosa evita aglomeraciones de gas radón y COV (Compuestos Orgánicos Volátiles) en los edificios, y además tiene la capacidad de regular bien tanto la humedad como la temperatura.
Más ignoradas son, sin embargo, las ventajas para la salud mental que aporta la madera. Quienes hayáis entrado alguna vez en un edificio de madera habréis experimentado esa sensación de confort difícil de describir con palabras. Más allá de esa experiencia personal, y por tanto subjetiva, existen investigaciones que demuestran que los espacios donde la madera es protagonista son un buen antídoto contra el estrés.
Es sabido y aceptado que el contacto con la naturaleza disminuye la presión arterial, el ritmo cardíaco y los niveles de agresividad. Tener fácil el acceso a la naturaleza o a espacios verdes de calidad no siempre es posible, pero se ha demostrado que elementos como las plantas en interiores o la madera natural aportan beneficios similares.
Desde la Universidad British Columbia se han llevado a cabo investigaciones que evidencian la relación entre la madera y la salud humana. En uno de ellos – Wood and Human Health, dirigido por el profesor canadiense Dave Fell y publicado en 2014- , se habilitaron oficinas similares realizadas con diferentes materiales y se midieron aspectos relacionados con la salud de sus usuarios.
Una de las conclusiones fue que a medida que las superficies de madera en una sala aumentan, descendía la activación del Sistema Nervioso Simpático (SNS), responsable de la respuesta al estrés. La activación del SNS aumenta la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. También dificulta las funciones de digestión, recuperación y preparación del organismo para afrontar las amenazas inmediatas.
La utilización de superficies de madera en espacios interiores -oficinas, colegios, centros sanitarios, edificios públicos o viviendas- es una forma de reducir el estrés y fomentar el bienestar físico y mental entre los ocupantes de esos edificios, con los consiguientes beneficios tanto económicos como sociales.
El efecto inmediato de la madera sobre la disminución de la activación del sistema nervioso simpático, y por tanto la reducción del estrés, ha sido observado en otros estudios.
Así, en 2011, investigadores austriacos experimentaron con estudiantes que asistían a clase en aulas de madera y aulas convencionales a lo largo de un curso. Encontraron que entre los que acudían a las primeras los niveles de estrés bajaban.
Otra investigación de Dave Fell, en 2010, concluyó, tras estudiar las respuestas de 119 personas antes, durante y después de un importante esfuerzo mental en oficinas de madera y no de madera, que la activación del SNS era menor entre los primeros.
En Japón, varios investigadores liderados por el profesor Tsunetsugu, estudiaron en 2007 las respuestas de estudiantes en aulas con un 0%, 45% y 90% de superficie cubierta de madera. La presión de la sangre era menor entre los que acudían a la sala con un 90% de madera. Cinco años antes habían hecho algo parecido pero en edificios residenciales, y llegaron a la conclusión de que incluso el diseño influía en la respuesta de las personas: la presión arterial era más baja en las salas de viviendas de madera con un diseño más convencional y mayor en aquellas que estaban en casas con un diseño más inusual.
También en el país nipón, en donde desde hace décadas los médicos prescriben shinrin-yoku («forest bathing» -baños de bosque–) como parte de proceso de recuperación de algunas enfermedades mentales, y son numerosos los estudios de la relación entre madera y salud, otro experto, Sakuragawa, indagó en cómo afectaba psicológica y fisiológicamente y las diferencias entre las personas que tenían a su vista paredes de madera y paredes de acero. Concluyó que la presión de la sangre era menor en aquellos que se habían manifestado amantes de la madera que estaban en frente de muros de este material. Entre los que no lo eran, la presión arterial no se veía afectada; mientras que entre los amantes del acero, la presión arterial no experimentaba cambios cuando estaban frente a paredes de acero, pero entre aquellos que no les gustaba el acero la presión de incrementaba.
En definitiva, además de sus ventajas medioambientales, o sus cualidades relacionadas con la eficiencia energética, la construcción con madera tiene beneficios para la salud de los usuarios de los edificios, no solo física sino también mental. Si no quieres tener estrés, ¡pon más madera a tu vida!
[…] y contribuye a proporcionar sensación de confort y bienestar. Incluso tiene efectos positivos contra el estrés. En este blog ya hemos incidido en la importancia de los materiales naturales, aún mayor en […]
[…] En esta línea, aumentan las investigaciones científicas que demuestran que construir con madera puede ser bueno para nuestra salud y bienestar. […]
[…] line with this trend, a growing amount of scientific research is proving that building with wood can be beneficial for our health and […]