La construcción con madera en altura comienza a ser más habitual. Tras una época en los que el hormigón y el acero eran incuestionables, hoy este material natural se va abriendo camino en un contexto en el que la edificación es un factor clave ante los nuevos retos de sostenibilidad que afrontan las ciudades.
Los núcleos urbanos ocupan solamente el 3% de la superficie de la Tierra, pero representan entre el 60 y el 80 por ciento del consumo de energía, además del 75% de las emisiones de carbono. Según la ONU, hoy la mitad de la población vive en la ciudad; en 2030 será el 60%, y en 2050 el 70%. Esta presión demográfica sobre las ciudades requerirá de nuevos edificios. Pero no hay que olvidar que el sector de la construcción es en la actualidad responsable del 40% de las emisiones de CO2, entre otros impactos medioambientales. Por todo ello, se antojan necesarias soluciones de garantía.
Proyecto edificio plurifamiliar en Sants (Barcelona)
Sobre el papel de la construcción con madera en altura y sus perspectivas de desarrollo hemos hablado con Joan Vila Augé, técnico en construcciones industriales en madera y miembro fundador del Cluster Green-Habitat, además de colaborador en diversos proyectos de House Habitat.
Todas las películas de ciencia ficción muestran imágenes de ciudades del futuro con texturas metálicas de acero brillante. En pleno 2016 y después de la cumbre de Paris 2015 sobre el cambio climático ya estamos en condiciones de afirmar que el futuro no se sustentará con acero brillante sino con materiales que contengan dos grandes parámetros: Bajo consumo de energía en su proceso de transformación y uso de materias primas renovables. La madera cumple con los dos.
¿Cree que será cada vez más habitual su uso para bloques de viviendas plurifamiliares?
La tendencia actual de la arquitectura gira en torno a la vida humana en las grandes ciudades, esto equivale a edificios plurifamiliares en altura. Según las predicciones a finales de siglo XXI el 70% de la humanidad se aglutinará en edificios en altura. La plantación de bosques certificada por entidades de control de ámbito mundial como PEFC y FSC garantiza mediante la silvicultura el suministro de materiales a precio estable. En consecuencia se puede afirmar que en el futuro veremos todo tipo de edificios construidos en madera.
¿Considera que una regulación más exigente favorecerá el empleo de la madera para construcción en altura?
Construcción tradicional con entramado de madera en Alemania
Los gobiernos ya están generando normativas para regular el control de las emisiones de CO2 al medio ambiente. Una de las principales estrategias para este objetivo es hiperaislar los edificios. La madera se ha utilizado ya anteriormente en la construcción de edificios en altura. En la Edad Media los edificios en toda Europa se construían con entramados de madera autóctona. Francia dispone en la actualidad de una normativa que impone una cuota de utilización de madera en todos los nuevos edificios. Esta normativa se sitúa dentro del plan estratégico de reducción del CO2.
¿Qué otros factores cree que pueden favorecer sus desarrollo?
Según la directiva 2010/31 de la UE sobre eficiencia energética de los edificios, en 2020 las nuevas construcciones deberán tener un consumo de energía casi nulo, dos años antes en el caso de los edificios de las administraciones públicas. La norma define un EECN (Edificio de Consumo de Energía Casi Nulo) como aquel con un nivel de eficiencia energética muy alto, donde el escaso aporte de energía que requiere ha de proceder, en muy amplia medida, de fuentes renovables. Este escenario ya no es de futuro sino de presente. Los edificios que serán construidos en el 2018 ya se están proyectando.
Construcción del edificio de cinco plantas de madera de House Habitat en Gracia (Barcelona)
¿Cuáles son las principales ventajas de utilizar la madera para la construcción en altura?
Un edificio en madera pesa cinco veces menos que uno de hormigón, y requiere un ochenta por cien menos de energía para su construcción. La madera es un material muy flexible y soporta muy bien los movimientos sísmicos y los cambios bruscos de temperatura. Los edificios de madera, a diferencia de los metálicos, están libres de magnetismo, por lo tanto son espacios mucho más sanos para habitar. La madera es higroscópica en consecuencia absorbe o libera la humedad del ambiente, el cuerpo humano se equilibra mucho mejor en este espacio que en cualquier otro. La arquitectura sana encuentra en la madera un material natural, inocuo al cuerpo humano, por este motivo estamos asistiendo a una nueva generación de aislantes de fibras de madera mucho más sanos y eficaces para esta nueva generación de edificios sanos.
Sí, numerosas. La deconstrucción de la arquitectura es uno de los nuevos parámetros. El reciclaje de la madera es otra de las grandes ventajas. La huella del carbono va a determinar la evaluación de los materiales en el futuro. La madera es estratégica en la construcción de edificios Passivhaus. Los grandes cambios están en los pequeños elementos. La tecnología se encuentra
también en las nuevas colas de pegado de la madera y en los nuevos barnices que incorporan nanotecnología. Los avances tecnológicos están también dentro de la construcción en madera.
Edificio de tres plantas con estructura de madera en El Prat
¿Tienen en cuenta los arquitectos la madera como material para la construcción o son reacios a emplearla?
Desde el aspecto constructivo lo más inteligente es interactuar con las propiedades de los distintos materiales disponibles. En nuestra década, en Estados Unidos se combina acero y madera para edificios en altura, pero mi predicción es que cada vez se utilizará más la madera y reservaremos el acero para aportar soluciones en las uniones de las estructuras y en múltiples aplicaciones de todo tipo de perfilería secundaria. Las empresas del futuro van a trabajar con materiales de base biológica. Los materiales fósiles y los derivados del petróleo se van a extinguir en breve. El Foro Económico de Davos publicó hace unas semanas un informe de riesgos globales que por primera vez señala el cambio climático como riesgo número uno para la economía. Esto va a suponer el impulso de la Bioeconomía, es decir, es el uso de los recursos biológicos para producir nuevos materiales. En este contexto, el sector forestal tiene un papel esencial, va a ser motor de crecimiento económico del siglo XXI.
