La construcción, clave para avanzar en eficiencia energética

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El pasado domingo, 5 de marzo, se celebró el Día Mundial de la Eficiencia Energética, una jornada parar reflexionar sobre el uso que hacemos de la energía y sus consecuencias para el medio ambiente. En España, casi una tercera parte del consumo de energía se realiza en los edificios residenciales y de servicios.

La edificación es, por tanto, un ámbito fundamental de actuación para reducir el consumo de energía. Por este motivo en 2010 el Consejo Europeo promulgó una directiva (2010/31/UE) sobre eficiencia energética de los edificios, enmarcada en el objetivo comunitario 20/20/20 (reducir un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero, un 20% el consumo de energía y llegar a un  20% de consumo mediante energías renovables).

En dicha directiva se establece que a partir de 31 de diciembre de 2020 toda la edificación nueva y la rehabilitación de la existente deberán tener un consumo de energía casi nulo, dos años antes en el caso de los edificios de nueva construcción para uso de las administraciones públicas, y esa poca energía necesaria deberá que cubrirse por energía procedente de fuentes renovables. Sin embargo en España aún no se ha traspuesto esta norma vital para el sector de la construcción.

foto 8tv viviendas El Papiol House HabitatCon motivo del Día Mundial de la Eficiencia Energética, varios medios de comunicación de Catalunya se interesaron por este tema y quisieron saber más sobre las viviendas que construye House Habitat. Entre ellos:

Todas las viviendas que construye House Habitat tienen calificación ‘A’ en el certificado de eficiencia energética.  Una nota que solo obtienen el 0,2% de los edificios de Catalunya.  O lo que es lo mismo, solo uno de cada 482 edificios, pues de los 579.000 certificados emitidos, únicamente 1.200 obtienen la nota más alta por consumo de energía primaria, según datos del ICAEN.

Solo el 5% se encuadran en las tres mejores categorías (A, B, y C); mientras que lo más habitual es la letra E, que obtienen la mitad de ellos. Por el contrario, uno de cada 5 (22,7%) tiene letra G, la peor calificación posible y que denota un derroche de energía necesario, diez veces superior al que tendría una vivienda con la máxima calificación energética, para tener la vivienda a una temperatura confort tanto en invierno como en verano. En buena medida, esto se debe al que  el 60% del parque de viviendas catalán sea anterior a 1980 y que la mayoría se hayan construido bajo legislaciones muy permisivas en cuanto a requisitos de eficiencia energética. Por lo tanto, en el sector de la construcción hay un largo camino por recorrer en lo que se refiere a eficiencia energética.

 

 

 

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