La acción de los gobiernos locales para detener el cambio climático impulsa la construcción en madera.
La nueva arquitectura asume el compromiso ambiental y en diferentes puntos del mundo surgen proyectos de iniciativa pública con la madera como protagonista.
Así, Copenhague tendrá un barrio totalmente de madera. Francia exigirá que en la construcción de los nuevos edificios públicos se utilice, al menos en un 50%, este material. En Canadá eliminan las barreras regulatorias a los edificios de madera y elevan la altura permitida con el objetivo de reducir las emisiones de CO2.
Japón es el país pionero: desde 2010 obliga a emplear madera en todos los edificios públicos de más de tres plantas.
En nuestro entorno encontramos también proyectos de promoción pública. Hondarribia cuenta con un edificio de madera local de 65 viviendas VPO; mientras que en Navarra avanza un edificio Passivhaus de 32 viviendas en alquiler para mayores.
En Cornellá de Llobregat (Barcelona) toma forma un edifico de 5 plantas y 85 viviendas con estructura de CLT. Un proyecto que dirige el estudio Peris+Toral Arquitectes. Hemos preguntado al arquitecto José Manuel Toral sobre esta tendencia.
«La administración ha de impulsar cambios»
¿Por qué la madera para la construcción del edificio de Cornellá?
La estructura de madera estuvo desde la fase de concurso, ya que se trata de un edificio de habitaciones iguales, de 360×360 cm, que coinciden con las luces estructurales adecuadas para una construcción en CLT. La estructura conforma el espacio.
¿Qué considera que aporta este material al proyecto?
De la madera nos interesa el confort, tanto visual en las partes vistas, como prestacional. Por ejemplo, el comportamiento higrotérmico de la madera, que actúa como regulador de la humedad, puesto que es capaz de absorber o ceder humedad al ambiente. También es un material con capacidad aislante, por lo que minimiza los puentes térmicos en los balcones corridos. Y, por supuesto, responde a los criterios de arquitectura y salud, que son el próximo reto al que nos enfrentamos.
Pero lo más importante del uso de la madera es la reducción de las emisiones de CO2 en la construcción del edificio respecto a una estructura convencional.
¿Serán más habituales los proyectos arquitectónicos de iniciativa pública que empleen la madera?
Sí, estoy totalmente convencido porque es una manera industrializada de construir que reduce mucho los plazos de ejecución y es respetuosa con el medio ambiente. Y en este sentido considero que la administración pública debe ser ejemplarizante en todas las fases del proceso para impulsar cambios que afectan a todo el sector, tanto privado como público.
¿Qué papel debe jugar el arquitecto ante el actual reto climático?
Los cambios en la arquitectura dependen del desarrollo tecnológico de cada momento. La aparición del CLT en los años 90 ha significado una revolución en la construcción de estructuras de madera, ya que en lugar de trabajar con elementos lineales, el CLT trabaja con paneles de dos dimensiones que puedes recortar con control numérico y te permiten mejorar mucho los tiempos y los costes de construcción.
En este sentido, es responsabilidad de los arquitectos utilizar la tecnología disponible en cada momento y saber priorizar las soluciones a aplicar teniendo en cuenta que los recursos son limitados. Se trata, por lo tanto, de tener clara la jerarquía en la toma de decisiones, de anteponer lo prestacional ante lo prescriptivo.
¿Qué espacio ocupará la madera como material de construcción?
Bajo mi punto de vista la madera va a utilizarse para hacer muchas de las estructuras de los edificios que actualmente se hacen con hormigón, y va a ser clave en la reducción de las emisiones de CO2 en los futuros edificios.