CLT: La arquitectura del futuro es de madera

La emergencia climática obliga a replantear viejas fórmulas en el ámbito de la arquitectura y adoptar nuevos modelos que frenen el deterioro de nuestro planeta. Esto pasa por priorizar materiales de construcción más sostenibles ante otros cuyo empleo, debido a su mayor impacto ambiental en el proceso de producción, repercute en el aumento de las emisiones de CO2, uno de los principales causantes del aumento de la temperatura global y del cambio climático.

En este contexto, la madera resurge, apoyada en los avances técnicos, como material natural y renovable para una nueva era en la construcción marcada por la sostenibilidad. De hecho, en las principales ciudades del mundo, los edificios de madera se están abriendo paso. Y el sistema CLT (Cross Laminated Timber) contribuye de forma decisiva a esa expansión.

¿Pero qué es el CLT?

El CLT (Cross Laminated Timber) es un sistema que consiste en la utilización de paneles de madera macizos formados por tablas encoladas por capas superpuestas y cruzadas entre sí. Los paneles contralaminados de madera tienen una estructura transversal simétrica  formada por un mínimo de tres capas. Esta composición les confiere rigidez como material estructural y pueden utilizarse como muros, forjados o cubierta.

El sistema CLT comenzó a utilizarse en la década de 1990 en Austria y Alemania, desde donde se ha expandido al resto del mundo. Es adecuado para cualquier tipología de edificios (viviendas, oficinas, escuelas, hospitales…), principalmente de media altura. Aunque también se ha empleado, junto con otros sistemas masivos como el GLT (madera encolada), en la construcción de rascacielos de madera.

Incluso nuevos desarrollos urbanos impulsados por empresas mundialmente reconocidas por su nivel de innovación, como Google, apuestan por el CLT.

Ventajas del CLT

Más ecológico: El CLT ofrece al sector de la edificación un material renovable, reciclable y reutilizable. Los árboles que se plantan para obtener madera CLT almacenan carbono durante su vida, sustrayéndolo de la atmósfera.

Mientras que por cada m3 de hormigón fabricado se emite a la atmósfera una tonelada de CO2, se estima que la madera procedente de bosques certificados en su proceso de crecimiento absorbe un total de 887 kg de CO2 por m3. La huella medioambiental de una estructura de madera es entre un 60% y un 75% inferior a otra equivalente realizada en acero y o cemento.

Ligereza: El CLT otorga una buena relación resistencia/peso como material estructural. Pesa menos que el hormigón armado y tiene al menos la misma resistencia. Sin embargo, mientras el peso de un metro cúbico de hormigón es de aproximadamente 2,7 toneladas, el de CLT es de 400 kg.

Rapidez de construcción: Los edificios de madera CLT se construyen más rápido. Por su alto grado de prefabricación, la puesta en obra es más ágil y hay menos margen para los imprevistos. También es más limpia, en seco y genera menos residuos.

Más espacio: El CLT permite crear espacios diáfanos, eliminando pilares y jácenas con mayor facilidad, consiguiendo hasta un 10% más de superficie habitable.

Aislamiento térmico y acústico: El CLT proporciona un gran aislamiento térmico. Su composición porosa y rigidez permiten absorber el ruido y dotar a los espacios de una acústica excelente.

Estética: Además del confort térmico y acústico, el CLT puede dejarse tal cual en el interior (en lugar de revestirse) disfrutando de la estética y calidez de la madera.

Passivhaus: Las cualidades aislantes así como la precisión del sistema CLT inciden en el nivel de hermeticidad y las prestaciones térmicas del edificio, situándolo en buena situación para cumplir con los valores de eficiencia energética del estándar Passivhaus.

Respuesta ante incendios: La resistencia al fuego del CLT se refuerza con diferentes tratamientos. Investigadores norteamericanos han realizado pruebas reales, que demuestran su buen comportamiento en caso de incendio.

Vivienda  construida con madera CLT en Vilanova i la Geltrú (Barcelona)